Vamos a analizar el modelo actual de distribución de alimentos a los pobres, que presenta muchos desafíos:
- Tiempo de entrega de alimentos
- Vida útil de los alimentos
- Sin refrigeración
- Costo de almacenamiento
- Costo de adquisición de bienes y transporte
- Encontrar y calificar a las personas que necesitan ayuda
- Distribuir los alimentos a esas personas
- Sin cambio en la situación: dependencia interminable
¿Y si pudiéramos resolver todos estos problemas con los fondos existentes que ya se han recaudado, pero simplemente hacerlo de una manera nueva que solucione estos problemas en su raíz? ¿Cómo?
¿Y si tomáramos este dinero y en su lugar lo usáramos para implementar granjas de gallinas y agricultura en las escuelas y enseñar a los niños cómo hacerlo? Veamos qué sucede:
- Los niños aprenden a cultivar su propia comida y pueden hacerlo de por vida.
- Llevan comida fresca a casa todos los días para ellos y cualquier familia que conozcan a su alrededor que esté necesitada.
- La comida tiene más nutrición ya que se lleva fresca a casa.
- No se necesita almacenamiento ni refrigeración.
- Los niños se convierten en el mecanismo de entrega y pueden encargarse de encontrar a los necesitados.
- Después de aprender, los estudiantes pueden obtener un paquete inicial para hacer lo mismo en casa y así alimentar a sus familias en lugar de depender.
- Los niños se convierten en los maestros para la familia, ya que ayudan a la familia a cultivar su propia comida en casa.
- Hay un cambio en la situación, ya que los alimentos se vuelven abundantes, las granjas se vuelven abundantes, las personas adquieren una habilidad para alimentarse a sí mismas y aprenden a cuidar de la comunidad por sí mismas.
- Los niños aprenden lo que significa trabajar duro, aprender emprendimiento y cómo ser autosuficientes y orgullosos de su trabajo.
- Este modelo es escalable a lo largo de un país y entre países, ya que funciona a nivel comunitario, regional y, como resultado, a nivel nacional.